«Dicen que los lugares conservan por lo menos cierta huella de las personas que los han habitado»
Patrick Modiano


Puedes creer que en un abrir y cerrar de ojos la vida cambie?
Por supuesto que si. Ya la pandemia ha quedado atrás, y aunque todavía hay personas que no quieran dejar los cubrebocas, debemos respetarlos. Cada quien sus tiempos. Por lo pronto a mí me parece fabuloso el ya no traer un trozo o pedazo de tela, qué aunque durante mucho tiempo me libró de ser contagiada, por otro lado me agobiaba sobre manera. Me sofocaba y hacía sudar, no sabía cual ponerme porque echaba a perder el atuendo que escogía para salir a trabajar, me impedía cocinar agusto y más de las veces me mareaba. Hoy estamos libres de él y eso es maravilloso.
En La Pequeña Toscana llegaban los clientes con el cubrebocas y todos comentábamos que era como una maldición. Además para mi y mis empleados, era de uso obligatorio y no nos podíamos quitar el mismo en ningún momento al cocinar, atender, rebanar etc. Hace unos días que aquí en Mérida dejamos de usarlo, sólo es obligatorio en el transporte público y en los centros de salud. La verdad hace tiempo que dejé de preocuparme por el Covid, pienso que es algo con lo que demos aprender a vivir, como pasó con la influenza, y otra enfermedades que ya forman parte de nuestro diario vivir. Por fortuna ya estamos vacunados.
Será la última vez que se toque este tema que no es nada agradable, más de uno se nosotros perdimos a seres queridos en esta pandemia y lo que queremos es que pase hoja. Así que hasta aquí llegó.