MÉRIDA Y EL COVID 19

Visitar el Centro Histórico de la Ciudad de Mérida en esta pandemia deja una extraña sensación: como si todo estuviera dentro de una botella de cristal y el sol fundiera a las pocas personas que caminan en la calle. Tengo para mi sola todos los edificios principales que la conforman, pero lo que no tengo es ese entusiasmo de tomar fotografias de cada uno de ellos, siento que al hacerlo plasmaré la soledad inminente que desgarra todas las paredes y las calles; el tapabocas que llevo comienza sofocarme y los recuerdos de Mérida en Domingo, La Noche Blanca y demás eventos que se llevan a cabo en el Centro Cultural Olimpo, pasan ante mis ojos con la misma rapidez que me pongo el gel en las manos cada vez que toco algún objeto en la calle. Giro mi cuerpo para enfocar la emblematica Calle 60: mis pensamientos se fugan como la interminable nostalgia de esa mañana. Al final respiro hondo y tomo algunas fotos en donde el sol les deja un brillo lacerante y, en otras se instala la esperanza…

BIENVENIDOS

«Dicen que los lugares conservan por lo menos cierta huella de las personas que los han habitado»

Patrick Modiano

Puedes creer que en un abrir y cerrar de ojos la vida cambie?

Por supuesto que si. Ya la pandemia ha quedado atrás, y aunque todavía hay personas que no quieran dejar los cubrebocas, debemos respetarlos. Cada quien sus tiempos. Por lo pronto a mí me parece fabuloso el ya no traer un trozo o pedazo de tela, qué aunque durante mucho tiempo me libró de ser contagiada, por otro lado me agobiaba sobre manera. Me sofocaba y hacía sudar, no sabía cual ponerme porque echaba a perder el atuendo que escogía para salir a trabajar, me impedía cocinar agusto y más de las veces me mareaba. Hoy estamos libres de él y eso es maravilloso.

En La Pequeña Toscana llegaban los clientes con el cubrebocas y todos comentábamos que era como una maldición. Además para mi y mis empleados, era de uso obligatorio y no nos podíamos quitar el mismo en ningún momento al cocinar, atender, rebanar etc. Hace unos días que aquí en Mérida dejamos de usarlo, sólo es obligatorio en el transporte público y en los centros de salud. La verdad hace tiempo que dejé de preocuparme por el Covid, pienso que es algo con lo que demos aprender a vivir, como pasó con la influenza, y otra enfermedades que ya forman parte de nuestro diario vivir. Por fortuna ya estamos vacunados.

Será la última vez que se toque este tema que no es nada agradable, más de uno se nosotros perdimos a seres queridos en esta pandemia y lo que queremos es que pase hoja. Así que hasta aquí llegó.